Jiddu Krishnamurti es un célebre pensador indio del siglo XX. En sus discursos, destacó la importancia del autoconocimiento y la meditación. Antes de que haya una revolución social o política, es necesario que haya una revolución interna del ser humano.

Es innegable que nuestra mente está influenciada por el entorno en el que estamos insertos, por todo lo que nos afecta: los libros que leemos, los alimentos que comemos, el clima, la tradición e innumerables desafíos y reacciones. Sin embargo, la mente es capaz de minimizar las influencias negativas, tanto conscientes como inconscientes.

¿Cómo?

Según Krishnamurti, la mente tiene la capacidad de observar su propio funcionamiento entre pasado-presente-futuro y, con ello, percibir las grietas, las oscilaciones entre los tiempos. Es en este intervalo entre pensamientos, en este período de silencio, donde reside la fuerza de la meditación.

Experimentar este silencio puede liberarnos del condicionamiento. En palabras del autor: «Cuando la mente no está dando continuidad al pensamiento, cuando está en un estado de quietud que no es inducido, que no es causado por nada, sólo entonces puede venir la libertad».

En este sentido, no es exagerado decir que la libertad no está relacionada con logros u objetos. No está fuera de nosotros, sino dentro. Y la única manera de lograrlo verdaderamente es sumergirse profundamente en su interior.