Es una bonita tradición de fin de año intercambiar regalos entre las personas. Bajo los árboles de Navidad brotan paquetes luminosos y, para quienes aún conservan el don de la creencia, algunos regalos pueden traerlos figuras fantásticas que vuelan por el mundo y entran en nuestras casas por las ventanas o las chimeneas.

Si pudiera elegir, ¿le gustaría recibir algo que realmente necesita o algo que desea? ¿Un regalo superfluo o uno verdaderamente fundamental? Imagínese a un niño con discapacidad visual que recibe sus primeras gafas, o a uno con discapacidad físico-motora que recibe su primera silla de ruedas. Se produce un cambio profundo: es la inauguración de una vida renovada, a otro nivel, con nuevas posibilidades antes impensables.

En esta época del año en particular, es habitual que nos sintamos tocados por todas las emociones, desde la alegría a la tristeza, desde el miedo a la esperanza. Tenemos que hacerles frente, y a menudo no sabemos cómo. Anhelamos cosas diferentes, conflictivas e incluso antagónicas, pero, quién sabe, la educación social y emocional puede venir a ayudarnos a desenvolver este nuevo regalo: que aprendamos a gestionar los conflictos de forma no violenta y, así, podamos vivir los valores de solidaridad, alegría y esperanza de la Navidad.

Este año, ¡sé TÚ el regalo de Navidad! Abraza, habla, ve con el corazón y la mente abiertos.